Yo sabía....
había un cielo de hieroglifos en tus párpados,
llovía poco,
pero el sol salía a diario en tu risa,
los vientos de tu pelo no tenían fin,
y la brisa de tu boca
acariciaba sin remedio
el amplio vuelo de las golondrinas
que inventaban la primavera.
Anochecía cada vez que te invadía
ese negro recuerdo de tu celda.
Amanecías de albas rosadas,
exhultantes, magníficas,
cada vea que te soñaba abrazado,
y tus tormentas eléctricas
eran mi risa y mi descuido.
Tu ocaso fue una suerte de misterio,
un columpio sin freno,
una explicación sin pregunta,
un camello en el medio del mar,
una abeja en un jardín pintado...
En los días serenos y sin nubes,
te recuerdo...