Habranse visto poemas
creciéndose a los dolores,
casi tantos como a los amores,
las desidias, los ovidos
y los intentos de ser
alternativamente imaginados.
Pero pocas veces se escribe
a lo que no ha de ser
y aun puede estar siendo.
Al infinito insondable,
al parapléjico no, seguido de si.
A la suerte esquiva y mansa ,
a los albores del abandono,
al terco y aleatorio destino,
al sino demandante y aberrante,
a las renuncias silenciosas,
a las rimbombantes mentiras
que terminan siendo realidad,
a los silencios altaneros,
a las confesiones innecesarias,
a las distancias insobornables
que diluyen el espanto del microscopio,
a las injusticias sin defensa,
a la victimización reinvindicatoria,
a los hongos en los pies,
la pelusa en el ombligo,
a ennadecer de repente
y sorprenderse de ser uno mismo!
A todos esos instantes
que olvidamos prontamente,
porque nos aterran demasiado!
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