Allá va la tristeza al barranco.
Ha comido bien, antes de salir,
Ilusiones desarticuladas...
Creer y entender la otredad,
Apenas una copa de pertenecer,
Y de postre, la empalagosa ilusión del amor.
Está lista.
Ya no luce sombra, ni siquiera de su vientre de nube.
Ya no usa alas, volar es su destino y lo acepta.
Ya no lleva equipaje, es todo cuanto es.
En su pasaporte dice:
Nacida en el profundo interior.
Cabellos al viento, ojos de cielo,
Piel sin roces, mente sin espejos.
Apariencia Invisible.
Permiso de fuga concedido.
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