Vuela sin vuelo,
cae sin caída, flota sin ser,
la pluma del Fénix!
Cae sobre la escarpada visión de abismo.
No hay modo de no caer en el adentro.
En la constancia del no hacer,
en el sublimado devenir,
en lo inconcluso de toda definición,
el arrojo final de la certeza.
Pluma del Fénix!
Indicio evanescente,
sutil convulsión del aire,
tono menor oscuro de las horas,
alteridad convexa de las máscaras.
Cae.
Rebota en si misma, eco del reflejo
en la espiralada huída
hacia el infinito manto de lo insondable,
cae y es arrastrada
por su propio y acallado suspiro,
por su urgente vorágine
de recobrar el inicio de la inexistencia.
Urgida alada por recorrer
la cadencia infinita de Moebius.
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