"Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero hay algo en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres,.."

"El Dragón posee la capacidad de asumir muchas formas, pero éstas son inescrutables."

de El libro de los Seres Imaginarios, Jorge Luis Borges






sábado, 28 de mayo de 2011

Los inmortales (fragmento del Capítulo Uno)

Caminan sin mirar atrás. Llevan puesta su mirada en la distancia. Van, casi sin darse cuenta. Los rigores del tiempo no traspasan su impenetrable silencio. El cansancio es un aliciente. La sangre en los pies, una demanda de seguir.

Ellos van.

Llega la noche y siguen hasta que la última sombra los devora y deslíe el dibujo del mundo, detienen los cuerpos, solo para frugal alimento y sueño.

Sueño que alimenta los pasos. Sueño que renueva el impulso original. Sueño que sueña el futuro.

Antes de la hora intuyen el alba y se erigen ya en marcha, siempre sin mirar atrás, solo al frente, visionando el camino como una línea que comienza en el fin del paso y termina en el principio de su meta.

Ellos van.

Solo andar, adheridos a la línea que los conecta con el fin. En silencio, como en un ritual profano y misterioso que los proyecta antes de la acción, como si ya hubieran llegado, y solo les restara arrastrar el lento y pesado cuerpo hasta reunirse.. Como si el cuerpo y sus horas hubieran quedado extraviados en el camino, devorados inefablemente por el ansia.

Ellos van.





miércoles, 25 de mayo de 2011

Allá va

Allá va la tristeza al barranco.

Ha comido bien, antes de salir,
Ilusiones desarticuladas...
Creer y entender la otredad,
Apenas una copa de pertenecer,
Y de postre, la empalagosa ilusión del amor.

Está lista.
Ya no luce sombra, ni siquiera de su vientre de nube.
Ya no usa alas, volar es su destino y lo acepta.
Ya no lleva equipaje, es todo cuanto es.

En su pasaporte dice:
Nacida en el profundo interior.
Cabellos al viento, ojos de cielo,
Piel sin roces, mente sin espejos.
Apariencia Invisible.

Permiso de fuga concedido.

lunes, 16 de mayo de 2011

Puente de mar



Una hora incierta de vacío y sombras de sol sobre las rocas, caminar sin ver, viendo alrededor. Música de viento en los pastos resecos y quemados de la helada. Retumbar de ecos, pasos que me alejan de mí y me llevan dentro. Rechazando ideas autoconvocadas, soltando, aflojando, perdiéndome para encontrarme.

El vacío y la visión.

La invisible compañía y la canción. Notas y silencios. Espacio de no tiempo. La sombra del águila que pasa y la nube con forma de ser mítico. Silencio. Hondonada. Hondura.

Inicio de la disolución. Una pequeña flor la única del otoño. Y una pluma. Que ya cayó, pero sigue su vuelo circular en la palma de mi mano. Vórtice. Vértigo. Escalera. Ensueño. Despierta entre espinas con sangre sin dolor. Un colibrí muerto, un entierro, una lágrima. Un adiós.

Alguien regresa, no es quien fue.

sábado, 14 de mayo de 2011

Mientras tanto




No sabía a dónde ir.


La vida se le había desordenado. Y los sentidos, todos, debían ser reconsiderados. Sabía que debía pasar de un estado a otro, pero sufría de transición inconclusa.


Dudaba si empezar un movimiento en una dirección o abandonar toda idea.


Vaciarse. Para poder ser rellenada. O andar, ir, moverse, agitar el viento, para que su dirección la encuentre a ella. Todo podía hacerse, y nada, en aquella encrucijada. El futuro ya estaba planteado. Su siguiente estado ya estaba diseñado. Solo que no sabía que hacer con ella misma, mientras tanto.


Un ave surcó el cielo de Oeste a Norte y pensó que sería una señal. Pero algo la detuvo. Era el atardecer. La hora incierta, hora de batalla entre las luces y las sombras. No era conveniente hacer nada.


Se sentó sobre la piedra más grande del camino, mirando el lugar donde alumbraría la primer estrella. Se cerró el abrigo. Y se dedicó a no pensar nada.


El laberinto se abrió ante sus ojos. La niebla inquieta parecía llevarla por la única senda posible. Inició el camino ya sin vacilar. No dudó ante cada elección. Sin pensar recorrió todo el sendero. Resplandecía desde adentro. Eligiendo sin elegir. Guiada por su vacío. Al final una luz de color amigable le perfumó los sentidos.


Sonrió. Fue consiente de lo profundo de su anhelo.



Abrió los ojos, se levantó de la piedra y regresó.