El cielo ardió sobre la excusa del sol,
una vez más, lo vano
se derramó en simientes de sombra...
y el ocaso, dueño y señor de las desapariciones,
se tragó de un bocado todos los colores,
la risa posible y el mañana de un sueño.
Nunca habrá perdón ni olvido
ni relato necesario.
Todo se convirtió en penumbra inútil.
Despertar de un bello sueño
sin un solo recuerdo.
Lluvia serena en la noche,
viento y sol de la mañana
evaporando lentamente la memoria.
Tanta ansia, tanto fuego!
Tanta vana pasión!
Tanto dolor inhumano!
Y las sombras de la tarde
que acechan nuevamente
con devorar lo poco que queda de vos
en mi maltrecha constancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario