Ves la fruta en el árbol.
Te estiras. No llegas. Te estiras un poco mas. Casi la tienes.
Te empecinas esta vez si la alcanzas, se ve sana y a punto, la limpias en tu ropa, huele rico.
Puede calmar tu hambre y tu sed.
La miras y tus papilas gustativas se preparan. La acercas. Abres tu boca. Te preparas a comerla. La ves por ultima vez.
Hay un segundo en que cierras los ojos y confías en la fruta.
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