A las moscas no les gusta el viento. Ni bien sopla un poco, vuelan raudamente a colarse por los intersticios. Creyendo que adentro estarán a salvo.
A salvo del viento, claro. No del insecticida.
El temor al viento depende directamente del tamaño de la persona. Ya se que las moscas no son personas, pero ultimamente he estado a disgusto con la definición de persona y con algunos seres que se creen personas...
Ejercen el dominio por el temor. Claro, antes tuvieron que observar sus propios temores.....Es cierto que todos los asesinos algunas vez fueron bebes. Pero eso no es disculpa. Es saber que todos pudimos haber sido arrastrados por las circunstancias desfavorables de la vida.
Cuando somos chicos tememos al cuco, a la sopa, al cinto, a ir a la cama sin postre, a quedarnos chiquititos y no poder nunca devolver las afrentas, a que Papa Noel se olvide de dejarnos el paquetito, a que se den cuenta que no somos tan buenos, a las injusticias y al viento.
Cuando crecemos refinamos nuestros miedos. Temores famosos de grandes serian por ejemplo, miedo al ridículo, a quedarse solteronas, a las arrugas, a no ser exitosos sexualmente, a la policía, a los recaudadores de impuestos, a no poder tener hijos, a no saber como educarlos y alimentarlos después de tenerlos, a envejecer, a perder el empleo, a ser engañados, a no poder pagar las deudas, a la soledad mal entendida, a durar y no darse por aludidos de la oportunidad enorme que es la vida, a la muerte, a que se den cuenta que no somos tan buenos, a las injusticias y al viento.
Al final siempre corremos a meternos en algún intersticio para creer que podemos estar a salvo....
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