No ha sido siempre igual. Algunas veces la señora Krampf me traía el periódico, golpeaba a mi puerta y esperaba a que yo le abriera para compartir algún comentario sobre el tiempo o las ultimas noticias policiales. Siempre ha sido sumamente gentil y hasta a veces demasiado. Pero la señora Krampf esta haciéndose mayor, ya no espera, deja el diario en la manija o lo apoya descuidadamente y cae al suelo abriéndose en paginas insólitas que no suelo ver.
Por ejemplo ayer, se abrió en los clasificados donde ofrecen otros cuartos de alquiler.
Quiero creer que fue una casualidad. Nunca me atrase con la renta. Soy extremadamente silencioso y me limpio las suelas en el felpudo antes de entrar. No veo en que podría molestarle mi presencia. Este invierno he estado mucho tiempo resfriado. Ultimamente me he estado sintiendo un poco raro.
Hace unos días al entrar creí sentir un olor raro, feo y me estoy viendo algo pálido en los espejos.
Pensándolo bien estoy un poco frío. No, no es posible. Nunca tendría el mal gusto de morirme en una casa ajena.
Eso espero.
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