"Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero hay algo en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres,.."

"El Dragón posee la capacidad de asumir muchas formas, pero éstas son inescrutables."

de El libro de los Seres Imaginarios, Jorge Luis Borges






martes, 8 de diciembre de 2009

Tal vez la vida...

Ellos llegaron temprano, desayunaron y salieron a caminar por las veredas casi vacías del amanecer del domingo.
A los lugares muy concurridos va la gente que desea mostrarse y ver a todos los demás.
A los lugares retirados con poco turismo, llegan las personas que no quieren ver a nadie o que no quieren que nadie los vea a ellos.
Eran un poco huraños. Igual que todos los diferentes que han sido juzgados, humillados, discriminados....
Y que son ellos mismos sus peores jueces, porque "se sienten" diferentes.
El era muy bajo, caminaba del lado de la calle como todo un caballero.
Ella era de estatura"normal", casi el doble que el, caminaba con dificultad en un extraño compás de equilibrio con su pie derecho unos 25 cm mas corto, en la mejilla y la frente tenia una gran cicatriz, pero aun se le podía ver la belleza detrás del enojo.
Tal vez la vida había sido injusta en otros tiempos.
Se veían como una pareja muy consolidada, seguros de su amor y compañerismo. A cada paso se relajaban mas, pensando que podría ser un buen día.

Cinco jóvenes volvían del baile, contentos, mareados, en la camioneta robada a uno de sus padres. Se veían "normales". Juntos siempre se creen impunes. Ya les faltaba poco para llegar, devolver la camioneta antes de que se dieran cuenta y acostarse cada uno en su cama hecha con sabanas planchadas por madres amorosas.
Los vieron y uno de ellos hizo un comentario horrible, otro les grito un grosería, el enano hizo un ademán de disgusto y el tercer joven les arrojo la botella cuando ya los estaban pasando.
El pequeño perrito blanco que era su alegría, el hijo que ninguno de los dos podía tener, la felicidad de la pareja, estaba tendido en un charco de sangre sobre una vereda extraña, lejos de casa y de los almohadones bordados con su nombre.

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